En los últimos años la forma de construir las viviendas ha ido evolucionando, mejorando así la calidad de los espacios y reduciendo el gasto energético.
De allí el auge de las llamadas casas pasivas, un termino utilizado para denominar a las viviendas con bajo consumo de energía.
Si estás interesado en conocer más acerca de las viviendas pasivas y cómo este tipo de edificación puede disminuir el gasto energético, ¡no dejes de leer este post!
Aquí te contaremos todo sobre las casas pasivas, qué son, qué elementos la conforman, certificados y más detalles de ese tipo de construcción altamente sustentable.
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ToggleHablamos de una edificación que emplea la arquitectura bioclimática, para de esa forma aprovechar los recursos disponibles y disminuir el impacto ambiental.
Su objetivo es la eficiencia energética, con el fin de disminuir entre un 70 y un 90% el consumo de energía dentro de la vivienda.
El término de casa pasiva lo dio a conocer el arquitecto estadounidense Edward Mazria en su libro «Passive Solar Energy Book» (publicado en el año de 1979). En el texto se explica cómo aprovechar al máximo las condiciones climáticas para reducir el gasto de energía.
Lo que se busca con las construcciones pasivas, es que mantengan el confort durante todo el año, es decir, que estén frescas durante el verano, pero cálidas y acogedoras en invierno, sin que sea necesario un aporte de energía adicional, por lo que deben funcionar por sí mismas.
Iniciar desde cero la construcción de una casa pasiva tiene una gran ventaja; y es que se pueden seleccionar muy bien los materiales que se va a emplear, con el fin de lograr que el uso de energía sea casi nulo.
Entre los elementos que conforman casa pasiva podemos señalar:
El uso de materiales con aislamiento térmico va a ser de mucha ayuda para evitar que el calor externo ingrese a la casa durante el verano, y además se evita que el calor se escape durante el invierno. Es decir que, se emplea para aclimatar la vivienda con un buen aislante.
Esta envoltura térmica se debe instalar en los muros, las cubiertas y los cerramientos, con espesores muy superiores a los que se usan en una construcción tradicional. De preferencia, deben evitarse las interrupciones con el fin de evitar los puentes térmicos.
Se le llama puente térmico a los espacios o puntos de la estructura por donde se puede filtrar el calor. En ese caso, haciendo uso de una cámara térmica, se puede determinar dónde se encuentran estos puentes y luego deben ser corregidos para obtener una verdadera casa pasiva.
Las puertas y ventanas suelen ser los puntos ideales por donde se cuela el calor con mucha facilidad; de allí que sea indispensable una correcta instalación y el uso de materiales adecuados para evitar la entrada o salida de energía calórica.
Para que una vivienda pasiva funcione de forma adecuada, se debe renovar constantemente el aire, lo cual se logra con un sistema de ventilación mecánica controlada y que produce un intercambio de aire del interior con el exterior.
Esto se puede lograr con un recuperador de calor que se encargue de atemperar el aire que ingresa, haciendo un cruce con el aire que sale de la vivienda.
Si, por ejemplo, el aire dentro de la casa está a 24 ºC y el del exterior a 2 ºC, al ingresar el aire, este lo hará cercano a los 20 ºC y sin ayuda de calefacción.
Por lo general, en las casas tradicionales se generan corrientes de aire por las puertas, ventanas o grietas en la estructura. Una casa pasiva debe ser lo suficientemente hermética para que no haya filtraciones de aire, lo que reducirá la pérdida de energía.
En el año 1988, los profesores Bo Adamson de Suecia, y Wolfgang Feist de Alemania, emplearon el término passivhaus para referirse las casas pasivas, y posteriormente fue empleado para crear el sistema de estandarización emitido por el Passivhaus Institut alemán.
Este sistema de estandarización establece una serie de requisitos que deben ser cumplidos por todas las edificaciones, las cuales quieran ser clasificadas como viviendas pasivas con un mínimo de consumo de energía y un máximo confort térmico.
La certificación Passivhaus garantiza que la edificación cumple con los estándares de fabricación para casas de este tipo y permite establecer ahorros de energía entre un 70% y un 90% de acuerdo con el Código Técnico de la Edificación.
Las construcciones pasivas, además del reducido consumo de energía eléctrica tradicional, también se caracterizan por utilizar materiales 100% naturales, lo que permite una completa integración del entorno, llegando incluso a formar parte del paisaje.
Las casas con certificación Passivhaus se adaptan física y climáticamente al medio que las rodea, disminuyendo significativamente el impacto ambiental que ocasiona el uso de energía convencional, ya que aprovecha los recursos que ofrece el entorno donde está ubicada.
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